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Sistemas de salud puestos al desnudo por el Coronavirus

Por: Violeta Jiménez

 

El éxito de las políticas públicas se puede medir desde un punto de vista de longevidad, y su efectividad en situaciones imprevistas. El hacedor de políticas debe crearlas tomando en cuenta no solo el problema del momento, sino que debe pensar en los retos que se puedan presentar en el futuro.  Esto resulta de vital importancia, y ha sido puesto en evidencia con la pandemia del Covid-19.

El sistema de salud de un país funciona, como casi todo en una sociedad organizada, a base de políticas públicas. Así como la fortaleza de la economía de una nación recae sobre la fortaleza de sus políticas económicas, la fortaleza del sistema de salud recae sobre las políticas de salud.  Estas políticas ponen en marcha proyectos que cumplen con dos objetivos macros: garantizar que los ciudadanos cuenten con acceso a asistencia médica efectiva y enfrentar problemas sanitarios a nivel nacional.

El Coronavirus recae en la segunda categoría, es un problema sanitario que ha afectado a todos los países del mundo. Sin embargo, los efectos de esta pandemia, aunque similares en cada nación, difieren en países que lograron amortiguarlos de tal manera que las secuelas han sido mínimas.

A pesar del alto número de contagiados, Corea del Sur tiene una de las cifras de mortalidad por coronavirus más bajas a nivel global. Esto ha sido posible gracias a la increíble capacidad de acceso de los coreanos a las medidas sanitarias implementadas por el gobierno, los ciudadanos acataron las medidas extraordinarias que fueron impuestas con la certeza de que funcionarían, pues el sistema de salud de su país siempre les ha brindado seguridad. Las políticas de salud en corea permitieron que tanto el gobierno como los ciudadanos dieran una respuesta rápida a la pandemia, por tanto, no se vieron en necesidad de improvisar pues pudieron formular estrategias en base a los recursos que ya estaban disponibles y en funcionamiento.

En contraste, tenemos el ejemplo de la primera potencia del mundo, los Estados Unidos de América. El coronavirus los sorprendió con, lo que aparenta ser, una muy deficiente preparación.

El sistema de salud de Estados Unidos sufre los vicios del capitalismo extremo, por esto ha recibido críticas por considerarse inhumano y estar al servicio de compañías de seguro privadas en vez de al servicio de los ciudadanos. Por ejemplo, el pueblo estadounidense vive en una constante lucha para que hasta los más pobres cuenten con acceso a atención de salud primaria. Aquí vemos el primer gran fallo, si se le hace difícil a una persona común acceder a los servicios de salud por padecimientos comunes, ¿cómo podría el sistema sanitario enfrentar una pandemia?

El pasado gobierno, liderado por el presidente Barack Obama, empujado por la amenaza del Ébola de convertirse en epidemia en 2014, había iniciado esfuerzos para implementar una logística que buscaría hacerle frente a una eventual emergencia sanitaria. El staff de la Casa Blanca en ese entonces, junto con el presidente, formaron un equipo de profesionales cuyo trabajo sería formular estrategias para enfrentar futuras amenazas de epidemias o pandemias.

Sin embargo, la administración del presidente Donald Trump desmanteló ese equipo en 2018, y despojó de su título de Homeland Security Advisor (Asesora de Seguridad Nacional) a la jefa del mismo, Lisa Monaco. Dejando a sus ciudadanos, quienes no cuentan con un sistema de salud de fácil acceso,  vulnerables ante la posibilidad de una pandemia.

El resultado lo estamos viendo todavía: Estados Unidos establece récords de contagios por día que luego son rotos por ellos mismos, un alto porcentaje de mortalidad, y unos ciudadanos desamparados con un limitado acceso a los recursos de salud.

La necesidad de implementar políticas de salud estables y funcionales, así como la importancia de contar con políticas públicas eficaces ya establecidas en otras áreas de la vida diaria, se hace evidente en tiempos de emergencia nacional. El Coronavirus definitivamente ha dejado al desnudo, las fortalezas y debilidades, del sistema de salud de cada país al que ha llegado.