Los trabajadores del sector informal han sido los más golpeados por las implicaciones económicas de la pandemia del coronavirus (Covid-19) en República Dominicana y en la mayoría de los países de América Latina.
En el país entre el segundo trimestre del 2019 y el mismo período del 2020 la pérdida de empleos informales fue 2.8 veces mayor que la de formales, según reseña el estudio “Covid-19 bajo la lupa”, publicado en noviembre pasado por el Ministerio de Economía, Planificación & Desarrollo (MEPyD).
Dentro del segmento informal los trabajadores más afectados fueron los del servicio doméstico, de la construcción y el comercio.
En el sector construcción fueron afectados 41,435 trabajadores; 36,299 en el comercio; y en el servicio doméstico 85,461, de los cuales el 81.5 % eran de sexo femenino y el 18.5 % masculino, consta en el estudio.
En junio del 2019 se registraban 251,340 empleadas domésticas y en junio del 2020 esa cantidad se redujo a 181,692. Es decir que 69,648 mujeres se quedaron sin trabajo. En el caso de los hombres la reducción fue de 15,812, al pasar de 23,464 a 7,652.
Es esta una de las razones por las que el estudio señala que la COVID-19 ha profundizado las desigualdades de género ya existentes y ha afectado más a las personas del sexo femenino, aumentando el índice de feminidad de la pobreza que ya mostraba una tendencia creciente.
Para junio del 2020 la tasa de pobreza entre las féminas aumentó 6.4% respecto a junio del 2019. En el caso de ellos el incremento fue 6.2%. En junio 2020 había 117 mujeres pobres por cada 100 hombres.
Ante este panorama los autores plantean que sigue siendo un reto desarrollar políticas públicas para enfrentar la feminización de la pobreza de forma efectiva y atender el impacto de la COVID- 19 específicamente en las mujeres.
Políticas para el empleo doméstico
El estudio señala además que es necesario implementar políticas públicas para este sector, que genera un alto número de puestos de trabajo pero el 96 % son informales, según el referido estudio.
“Este sector es importante tanto en tamaño como por su aporte al cuidado y el bienestar, pero su protección dentro de las medidas de mitigación puestas en marcha ha sido un reto. Si bien la importancia del cuidado aumentó durante la pandemia debido al incremento de personas enfermas, las tareas de higiene, así como la necesidad del cuidado de niños y niñas que no pueden asistir a la escuela, muchas empleadas domésticas perdieron su empleo durante el confinamiento. El alto nivel de informalidad y la desvalorización de las tareas de cuidado han dificultado el desarrollo de políticas estatales de atención al sector”, indica la investigación.