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Recomendaciones para iniciar el año con finanzas saludables.

Por Ernesto Jiménez

El 2020 estuvo marcado por la pandemia del Covid19 que, a su paso, sumió las economías del mundo en feroces crisis que deprimieron las finanzas de millones de seres humanos. Sin embargo, gracias al desarrollo y aplicación de diversas vacunas desde finales del año 2020, existe un consenso global de que el 2021 será el año de la recuperación económica mundial.

Esta esperada y profusamente anunciada recuperación de la economía internacional brinda esperanzas a millones de personas que a lo largo de los últimos meses contemplaron impotentes cómo sus actividades productivas colapsaron y, además, ha colocado en las metas y expectativas individuales, la posibilidad de iniciar un muy necesario despegue económico que viabilice mayores niveles de prosperidad en las finanzas familiares.  

Por esta razón hemos elaborado una serie de recomendaciones para empezar este año con mejores perspectivas y posibilidades de mantener finanzas controladas, saludables y al servicio de nuestro bienestar.

 

  1.     Evitar deudas adicionales y pagar, dentro de lo posible, deudas pendientes.

Iniciar un año en crisis asumiendo nuevos compromisos crediticios no suele ser lo más recomendable. A menos, por supuesto, que dichos empréstitos sean para una inversión de muy alta rentabilidad o para financiar de urgencia la falta absoluta de ingresos personales.

Lo ideal es aprovechar el nuevo año para empezar el camino hacia el saneamiento de nuestras cuentas. Esto se puede lograr asumiendo una disciplina en donde se destinen parte de los recursos disponibles al abono de compromisos pendientes.

También, si el monto adeudado es muy alto, se recomienda concertar acuerdos de pago para que, con tasas de interés manejables, se pueda organizar un calendario de pago que le ponga fecha de término a nuestras deudas pendientes.

  1.     Ahorrar.

El ahorro es considerado un pilar fundamental del progreso económico. Por esta razón es recomendado en prácticamente cualquier coyuntura financiera.

Se puede iniciar destinando al ahorro un 10 % de los ingresos disponibles mensuales o quincenales. Luego de unos meses se observará un incremento ostensible de los recursos ahorrados, los cuales, pueden luego destinarse al emprendimiento o al consumo.

Es importante destacar que no se puede esperar a tener excedentes para ahorrar, ya que, pocas veces sobran los recursos. En cambio, lo que se debe hacer es, primero, apartar esa cuota destinada al ahorro, y luego proceder a pagar nuestros demás compromisos pendientes.

Este objetivo es más fácil de lograr si se establece una meta o un propósito definido que sirva de incentivo para la propensión a ahorrar.

  1.     Evitar gastos innecesarios.

Existe un famoso refrán popular que reza: hay que arroparse hasta donde la sábana alcanza. Es decir, debemos consumir acorde a nuestras posibilidades.

De esta enseñanza se puede abstraer la lección de que es importante evitar gastos que vayan más allá de lo que nos permitan nuestros recursos disponibles. Además, el peor momento para hacer “desarreglos” es justo cuando nos estamos recuperando de un período de aguda crisis económica, pues resulta un asunto de sentido común el hecho de que, las crisis no son los momentos más propicios para gastar en lujos o en bienes no prioritarios.

  1.     Realizar un presupuesto personal o familiar.

Un presupuesto permite planificar y priorizar la utilización de los recursos. Es, por tanto, un medio ideal para establecer el orden financiero de las metas y propósitos que se han formulado.

En adición, al organizar las cuentas, es más fácil identificar los consumos innecesarios, los gastos no determinados y los dispendios que suelen pasar desapercibidos, pero que sin darnos cuentas, erosionan la salud de las finanzas familiares.

  1.     Buscar oportunidades para generar nuevos ingresos.

Siempre es recomendable estar abierto a potenciales emprendimientos que permitan la generación de ingresos alternativos. Y también se debe estar dispuesto a iniciar estudios en áreas que nos ayuden a ser más productivos.

En este sentido, la tecnología puede ser una gran aliada, tanto para emprender como para aprender. Un ejemplo de esto son las numerosas empresas y negocios digitales que surgieron aprovechando la capacidad que tienen las redes sociales de llegar a consumidores que no podían visitar establecimientos físicos por la necesidad de mantener el distanciamiento social durante la pandemia.

No olvidemos que las crisis abren nuevas oportunidades, y estas pueden ser aprovechadas para mejorar las finanzas personales.

Y finalmente algo más, es importante entender que cualquiera puede emprender. Solo se necesita empezar, atreverse, y mediante estudios y práctica, desarrollar las herramientas necesarias para salir adelante.